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¿Qué aporta el etiquetado ecológico voluntario a mi empresa?

Como comentamos hace unas semanas, el etiquetado ecológico es aquel que hace referencia al cumplimiento de ciertas condiciones a favor del desarrollo sostenible durante la obtención de las materias primas, proceso de fabricación, uso de los productos y fin de la vida útil de los mismos. Con este marcado se pretende ayudar al consumidor a que reconozca el impacto visual de los productos que adquiere. Dentro de esta tipología, se distinguen dos grupos: el etiquetado de carácter obligatorio, sujeto a la normativa legal, y el etiquetado ecológico voluntario, orientado a proporcionar valor añadido al producto. Hoy nos centraremos en este último.

 

Etiquetado ecológico voluntario

Dentro del etiquetado ecológico voluntario, se diferencian varios grupos:

  • Los que hacen o no una valoración ambiental a través de la propia etiqueta.
  • Los que identifican a la empresa de estar en posesión de un sistema de gestión.
  • Las conocidas como ecoetiquetas, grupo más importante y más reconocido en cuanto a reconocimientos ambientales voluntarios.

 

Sin valor ambiental

Dentro de este grupo se engloban las etiquetas que ofrecen al consumidor o al gestor del residuo información adicional, como la composición de sus materiales o recomendaciones para la gestión del producto al final de su vida útil.

Suelen clasificarse en etiquetas para envases (Ecovidrio Ecoembes) y para productos (Ecotic o Sigaus). Así como también como códigos de identificación de materias primas, etiquetas que sirven como un sistema de identificación de materiales que están formadas por un triangulo con tres flechas en cuyo centro se coloca una numeración y una abreviatura para indicar la naturaleza del material utilizado. Y también están las etiquetas para el fomento de la correcta gestión de residuos, que persiguen una correcta gestión del residuo.

 

Con valor ambiental

Este tipo de etiquetas ofrecen información adicional sobre las características medioambientales del producto. Normalmente están centradas en un único aspecto ambiental, como la emisión de substancias peligrosas en su uso o durante su vida útil. Además, normalmente vienen establecida por normativas técnicas o reglamentos de control. Dentro de esta clasificación encontramos:

  • E2: Está regido por una norma técnica de prevención, concretamente la «NTP 466: calidad del aire: determinación ambiental de formaldehído y medición de su contenido en tableros», y se indica en el producto mediante un logotipo que representa una letra y un número, siendo este número representativo de la cantidad de formaldehído emitido.
  • Huella de carbono de productos, servicios y/u organizaciones: Certifican la reducción de emisiones llevada a cabo. Es decir, acreditan la adhesión de la empresa a algún programa y/o iniciativa de reducción de GEI. Su uso indica un compromiso voluntario para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Hay diferentes normativas reguladoras para el cálculo de la huella de carbono. Entre ellas, el conjunto de normas de la familia ISO, desde ISO 14064 hasta ISO 14069. 

 

Etiquetado con valor ambiental dentro del sector textil

Las más conocidas son:

  • CERTIFICADO GOTS: La etiqueta GOTS se puede usar en productos con al menos un 70% de material orgánico. Se pueden diferenciar dos grados de etiquetado según el porcentaje de material orgánico que contenga el producto.
  • CERTIFICADO OCS: La etiqueta OCS se puede usar en productos con al menos un 5% de material orgánico. Se pueden diferenciar dos grados de etiquetado según el porcentaje de material orgánico que contenga el producto.
  • CERTIFICADO GRS: La Etiqueta GRS que se puede utilizar sobre aquellos productos que contienen como mínimo un 50%, en peso, de materia prima procedente de productos reciclados.
  • CERTIFICADO RCS: La etiqueta RCS se puede usar en productos con al menos un 5% de material reciclado. Se pueden diferenciar dos grados de etiquetado según el porcentaje de material reciclado que contenga el producto.

 

Sistemas de gestión medioambiental

Son las etiquetas que sirven como herramientas que permiten alcanzar y mantener un nivel de protección del medio ambiente al controlar las actividades, los productos y los procesos que causan, o podrían causar, impactos medioambientales y, así, minimizarlos. 

Mediante la implantación de estos sistemas de gestión, se ayuda a las empresas a controlar y gestionar su impacto ambiental y a trabajar siguiendo los conceptos de eficiencia energética y sostenibilidad, minimizando el impacto de su actividad. El alcance de esta medida no es para productos concretos, sino para toda la actividad de la empresa y es verificada por terceros.

Aquí encontraríamos:

  • ISO 14001: Se basa en el ciclo de mejora continua PDCA y tiene como objetivo fundamental la protección ambiental y la prevención de la contaminación a través de la identificación y control de aspectos ambientales.
  • EKOSCAN: Es una norma de carácter privado. Es decir, que ha sido redactada y aprobada por un Grupo de Trabajo constituido a tal efecto a petición de la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco que es la promotora de esta norma.

 

Ecoetiquetas

Esta clase de etiquetas identifican y certifican que el producto y/o servicio tiene un menor efecto sobre el medio ambiente a lo largo de su ciclo de vida. Además, permiten a los fabricantes diferenciar sus productos, comunicando a los consumidores las cualidades ambientales de estos en alguna fase del ciclo de vida del producto o en todas ellas.

Existen cuatro grupos:

  • Tipo I: Son concedidas por entidades certificadoras después de un estudio objetivo, están sujetas a normativa y no pueden ser adjudicadas por el propio fabricante. El uso de este etiquetado significa que el producto afecta, en menor medida, al medio ambiente. La norma que se aplica para este tipo es la ISO 14024.
  • Semitipo I: Son específicas de un aspecto ambiental del producto que puede interactuar con el medio ambiente. Algunas asociaciones sectoriales o grupos empresariales promueven el uso de sus etiquetas para que sean usadas y ganar reconocimiento entre los consumidores. A diferencia de las de tipo I, no siguen los estándares de ninguna norma de la familia ISO 14020 y deben ser validadas por una tercera parte independiente.
  • Tipo II: Son autodeclaraciones ambientales. En este caso, es el propio fabricante quien realiza esta declaración y se cumple con la norma ISO 14021.
  • Tipo III: Son declaraciones ambientales de producto. Se basa en algunas normas de la ISO 14040 y en la ISO 14025 y es necesaria una verificación por una tercera parte independiente.

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